miércoles, 22 de junio de 2016

Pandora's Box

Adiós Superman, bye bye bye bye.

(Artículo)
Abraham Aguilar


Actualmente vivimos en una época extraña ¿por qué extraña? Verás, querido lector, que hoy en día hasta una cáscara de plátano con corbatín y un bisoñé puede ser más famosa que Madonna. Tal es el caso de la oleada de “artistas” que sale cada mes; levantas una piedra y salen 20 “artistas” (entre ellos de pop, de banda, cumbias, corridos y ese tipo de “música”) y unas cuantas cucarachas corriendo hacia todas direcciones dejando canciones de cuatro acordes y un “Baby, baby, baby ohh” por letra, que hace las veces de palabras románticas para la actual generación de jóvenes. Pero la música no es el tema.

Si bien, arriba expreso el cada vez decadente sentido artístico de la sociedad ejemplificado con la música, las distintas bellas artes también se ven implicadas en ello. Tal es el caso del cine.

En el cine existen joyas y leyendas en los diferentes géneros. En el terror psicológico está el gran maestro, Alfred Hitchcock y una de sus películas más representativas, Psycho (1960); en el horror, la polémica película dirigida por William Friedkin que a muchos nos ha dado pesadillas, The Exorcist (1973); sin olvidar también la ciencia ficción, con varias entregas muy destacables, 2001: A Space Odyssey (1968) de Kubrick, y la reciente Interstellar (2014), de la mano del aclamado director  Christopher Nolan y uno de los mejores compositores musicales actuales, Hans Zimmer, donde para poder realizar la película se contactó con la física teórica Lynda Obst y con Kip Thorne, ello para traer al espectador de una manera entendible los más extraños fenómenos físicos ocurridos en el espacio.
Fue este último director quien hizo a un género cinematográfico resurgir como el fénix; –lo siento Burton, tus películas de Batman quedaron en la memoria, pero no como las mejores-; así es, estoy hablando del género fantástico, específicamente de los superhéroes. Con el antecedente de películas muy olvidables donde trataban de presentarnos de una manera muy escueta a un Flash o a un Captain America; además de la destacable participación de Burton, Nolan redimió a Batman y con ello al género de superhéroes en el séptimo arte, presentándonos a un Batman en una sociedad real y trayendo consigo la oscuridad de los temas sociales y morales plasmados en los cómics de éste último, incluso la participación de los villanos, destacando la interpretación del difunto actor Heath Ledger y su impecable actuación como The Joker, donde logró expresar toda la esencia de ese ser demente, agresivo, sin moral y psicópata representada en los cómics.

Sin embargo, la creciente demanda de dichas películas se ha visto reflejada de manera inmediata en todas y cada una de éstas. Comenzando por el bonche de películas que MARVEL y Disney lanzaron. En ellas, presentan a los distintos superhéroes de su compañía como seres omnipotentes capaces de aniquilar a toda una raza de seres extraterrestres con tecnología y habilidades cientos de años más avanzadas a la raza humana con tal sólo una afortunada flecha, quitando todos los problemas sociales, personales, morales que los héroes y villanos viven por tener habilidades diferentes a las del humano promedio, como la clara lucha social plasmada en los cómics de The X-men, que presentan temas muy delicados como el racismo. El consumismo ha mermado estas críticas sociales plasmadas en este medio de expresión, dándonos unos personajes vacíos, que sólo actúan por estímulos poco argumentados y muy debatidos, -véase The Avengers (2012) dónde la unificación del equipo fue la muerte del agente Coulson, ¿acaso la muerte de todos los demás agentes no es motivación necesaria para detener al villano? parece que no, ergo, si dicho agente Coulson no hubiera muerto, el equipo de superhéroes no se hubiese unido-.

Todo esto influye cuando alguien quiere hacer las cosas bien, regresar esos temas sociales a éste tipo de películas, dar una solidez a los personajes… tal es el ejemplo de la recientemente estrenada Batman v Superman (2016), en la cual –por supuesto, haciendo uso del fan service-  trasladan unas de las historias más crudas de los cómics a la pantalla grande. Y tomando la incertidumbre que dejó Man of Steel (2013), es decir, toda la destrucción y muerte que dejó Superman en toda Metropolis, presentan un cómic legendario The Dark Knight Returns (1986) escrito por la leyenda Frank Miller, mezclando temas y cómics para presentar una película diferente. Además de darnos una de las actuaciones más sólidas y verdaderas de Batman en los últimos años, incluso, superando al Batman de Nolan (Christian Bale) –Lo siento Nolan, tus villanos fueron mejores que los héroes-. Entonces si es una buena película ¿qué pecado cometió para ser recibida de tan mala manera, excepto por aquellas personas que conocen la historia de los cómics? No fue el presentar historias complejas a un público el cuál no está relacionado con ellas, el único pecado, presentar temas inteligentes y personajes serios, es decir, no darnos una película de superhéroes donde ellos sean los comediantes, y villanos poco creíbles que resultan ser una mofa a su homólogo en el cómic.

El creciente consumismo, ya no sólo en el cine, sino en todos los campos ha logrado que se publiquen cosas sin alma, historias intrascendentes, que no se quedan en la memoria de las personas como algo que pudo haber sido bueno, ya que la sociedad no está interesada en pensar, en ver el trasfondo de las cosas. Lo único que queda es poner un poco de fe en aquellos superhéroes reales llamados directores, guionistas, productores y compositores musicales, que no tengan miedo de presentar una propuesta seria e inteligente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario