Adiós
Superman, bye bye bye bye.
(Artículo)
Abraham Aguilar
Actualmente
vivimos en una época extraña ¿por qué extraña? Verás, querido lector, que hoy
en día hasta una cáscara de plátano con corbatín y un bisoñé puede ser más
famosa que Madonna. Tal es el caso de la oleada de “artistas” que sale cada
mes; levantas una piedra y salen 20 “artistas” (entre ellos de pop, de banda,
cumbias, corridos y ese tipo de “música”) y unas cuantas cucarachas corriendo
hacia todas direcciones dejando canciones de cuatro acordes y un “Baby, baby, baby ohh” por letra, que hace las veces de
palabras románticas para la actual generación de jóvenes. Pero la música no es
el tema.
Si bien, arriba expreso el cada vez decadente sentido artístico de
la sociedad ejemplificado con la música, las distintas bellas artes también se
ven implicadas en ello. Tal es el caso del cine.
En el cine existen joyas y leyendas en los diferentes géneros. En
el terror psicológico está el gran maestro, Alfred Hitchcock y una de sus
películas más representativas, Psycho (1960); en el horror, la polémica
película dirigida por William Friedkin que a muchos nos ha dado pesadillas, The
Exorcist (1973); sin olvidar también la ciencia ficción, con varias entregas
muy destacables, 2001: A Space Odyssey (1968) de Kubrick, y la reciente
Interstellar (2014), de la mano del aclamado director Christopher Nolan y uno de los mejores
compositores musicales actuales, Hans Zimmer, donde para poder realizar la
película se contactó con la física teórica Lynda Obst y con Kip Thorne, ello
para traer al espectador de una manera entendible los más extraños fenómenos
físicos ocurridos en el espacio.
Fue este último director quien hizo a un género cinematográfico
resurgir como el fénix; –lo siento Burton, tus películas de Batman quedaron en
la memoria, pero no como las mejores-; así es, estoy hablando del género
fantástico, específicamente de los superhéroes. Con el antecedente de películas
muy olvidables donde trataban de presentarnos de una manera muy escueta a un
Flash o a un Captain America; además de la destacable participación de Burton,
Nolan redimió a Batman y con ello al género de superhéroes en el séptimo arte,
presentándonos a un Batman en una sociedad real y trayendo consigo la oscuridad
de los temas sociales y morales plasmados en los cómics de éste último, incluso
la participación de los villanos, destacando la interpretación del difunto
actor Heath Ledger y su impecable actuación como The Joker, donde logró
expresar toda la esencia de ese ser demente, agresivo, sin moral y psicópata
representada en los cómics.
Sin embargo, la creciente demanda de dichas películas se ha visto
reflejada de manera inmediata en todas y cada una de éstas. Comenzando por el
bonche de películas que MARVEL y Disney lanzaron. En ellas, presentan a los
distintos superhéroes de su compañía como seres omnipotentes capaces de
aniquilar a toda una raza de seres extraterrestres con tecnología y habilidades
cientos de años más avanzadas a la raza humana con tal sólo una afortunada
flecha, quitando todos los problemas sociales, personales, morales que los
héroes y villanos viven por tener habilidades diferentes a las del humano
promedio, como la clara lucha social plasmada en los cómics de The X-men, que
presentan temas muy delicados como el racismo. El consumismo ha mermado estas
críticas sociales plasmadas en este medio de expresión, dándonos unos
personajes vacíos, que sólo actúan por estímulos poco argumentados y muy debatidos,
-véase The Avengers (2012) dónde la unificación del equipo fue la muerte del
agente Coulson, ¿acaso la muerte de todos los demás agentes no es motivación
necesaria para detener al villano? parece que no, ergo, si dicho agente Coulson
no hubiera muerto, el equipo de superhéroes no se hubiese unido-.
Todo esto influye cuando alguien quiere hacer las cosas bien,
regresar esos temas sociales a éste tipo de películas, dar una solidez a los
personajes… tal es el ejemplo de la recientemente estrenada Batman v Superman
(2016), en la cual –por supuesto, haciendo uso del fan service- trasladan unas de las historias más crudas de
los cómics a la pantalla grande. Y tomando la incertidumbre que dejó Man of
Steel (2013), es decir, toda la destrucción y muerte que dejó Superman en toda
Metropolis, presentan un cómic legendario The Dark Knight Returns (1986)
escrito por la leyenda Frank Miller, mezclando temas y cómics para presentar
una película diferente. Además de darnos una de las actuaciones más sólidas y
verdaderas de Batman en los últimos años, incluso, superando al Batman de Nolan
(Christian Bale) –Lo siento Nolan, tus villanos fueron mejores que los héroes-.
Entonces si es una buena película ¿qué pecado cometió para ser recibida de tan
mala manera, excepto por aquellas personas que conocen la historia de los
cómics? No fue el presentar historias complejas a un público el cuál no está
relacionado con ellas, el único pecado, presentar temas inteligentes y
personajes serios, es decir, no darnos una película de superhéroes donde ellos
sean los comediantes, y villanos poco creíbles que resultan ser una mofa a su
homólogo en el cómic.
El creciente consumismo, ya no sólo en el cine, sino en todos los
campos ha logrado que se publiquen cosas sin alma, historias intrascendentes,
que no se quedan en la memoria de las personas como algo que pudo haber sido
bueno, ya que la sociedad no está interesada en pensar, en ver el trasfondo de
las cosas. Lo único que queda es poner un poco de fe en aquellos superhéroes
reales llamados directores, guionistas, productores y compositores musicales,
que no tengan miedo de presentar una propuesta seria e inteligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario