sábado, 30 de julio de 2016

Friki Time (Reseñas atrasadas y altamente subjetivas) #00: Blood Omen 2

Blood Omen 2
Por: Abraham Aguilar

Juego que vio la luz el día 21 Marzo del 2002 para las plataformas Play Station 2 y Xbox, y en fechas posteriores para las demás plataformas de aquella lejana época (PC y GameCube), desarrollado por Crystal Dynamics y distribuido por Eidos Interactive.

En esta entrega nos ponemos bajo la piel del vampiro Kain, que después de los acontecimientos ocurridos en Blood Omen fue derrotado por un enemigo poderoso, Lord Sarafan, un Hylden que supo manipular a los humanos para conseguir su cometido, ir eliminando a la raza vampírica con el objetivo de apoderarse de Nosgoth y el mundo.

La historia es mucho más compleja que las anteriores líneas escritas, ya que para entender enteramente Blood Omen 2, y cualquier juego de su saga (Legacy of Kain Series) es necesario haber jugado cada uno de ellos y haberles puesto la atención necesaria, ya que presenta saltos temporales y argumentos que se entrelazan con los demás juegos, dando pie a que no sea una historia lineal sino algo complejo con una trama profunda, con razas que son enemigas desde tiempos ignotos, un Elder God que representa la rueda de la vida y humanos en medio de todo que juegan un papel importante para el desarrollo de la historia de este y de los demás títulos de la serie.

El gameplay se presenta en tercera persona, si bien actualmente ya ha envejecido y puede resultar incómodo para los nuevos jugadores, los más veteranos se acostumbrarán rápidamente a los controles, dado que para aquella fecha la potencia de las equipos no era tan alta, dándonos algunas limitantes al momento de desarrollar los juegos. Si bien los con troles pueden parecer burdos no impiden al jugador seguir plácidamente con la historia y no se vuelven frustrantes e imposibles.

Sin duda, un punto fuerte del juego fue la dirección de arte a manos de Steve Ross que logra plasmar la lenta decadencia a la que Nosgoth se ha ido sumiendo lentamente a casusa de nuestro protagonista. Los escenarios logran transmitir esa sensación de intranquilidad que viven los personajes del juego además de un soundtrack envolvente que, combinando estos dos elementos crean la atmósfera perfecta, ayudados de igual manera por un argumento muy bien pensado que logra anexar lo que le faltaba a esa atmósfera de misterio.


El juego claramente merece la pena jugarlo –si nunca se ha jugado-, o volverlo a jugar. Tiene, como era de esperar, sus flaquezas ya que si no estás dispuesto a adentrarte en la historia, llega a ser un poco repetitivo y cansado para un jugador casual, además de dejarle más interrogantes y menos ganas de continuar debido a que para entender el juego como se desea, es necesario, por lo menos saber la trama de todos los demás títulos de la serie.

jueves, 21 de julio de 2016

Pandora's Box #02

De como fue el sentir por a ver a Steve Vai y su concierto (2013).
(Crónica)
Abraham Aguilar


Lo bueno comenzó desde el día anterior. Fue cuando empezaron a desbordarse esos sentimientos de emoción y adrenalina juntados a lo largo de ya hace algunos meses, al estar vagando por internet y leer la noticia: “Steve Vai en México”. Obvio, y como era de esperarse, mi reacción ante tal acontecimiento fue la de cualquier adolescente noventera al enterarse que *N SYNC viene al país.

Ya en la noche de lunes, 25 de noviembre del año 2013, avanzada ésta, si no es que ya era “el día”, por tanta emoción, aquel desdichado Dios del sueño se negaba a dejarme dormir, hasta que le dio la gana,  únicamente dormí 3 horas.

Al despertar, aproximadamente como a las 8:30 de la mañana, no me importó que aquel sujeto de Matrix se pasara de lanza y desperté con mucha energía, hice lo que tenía que hacer y con boleto en mano, partí rumbo a un gran día. Claro, todo tiene su lado malo, tenía que pasar antes a una clase a la Facultad; pero no todo es tan malo, porque no la tuve.

El viaje rumbo al D.F. transcurrió en dos horas y media, finalizando alrededor de las siete de la noche, yo moría por ver a tan majestuoso guitarrista, pero aún faltaba el trayecto en metro -que por suerte, nunca en las tantas veces que he ido a aquella ciudad, nunca me ha tocado que el metro esté lleno- , y comer algo –la comida fue una pizza -.

Después de tanta espera, ahí estaba, sentado, en una butaca del Teatro Metropolitan, a las 8:54 de la noche, a escasos seis minutos de que empezara el concierto, el gran espectáculo, esperando, aguardando pacientemente y; desde el primer instante dejando una buena impresión a nosotros los espectadores. De repente, las luces se apagaron, la música se comenzó a escuchar,  una guitarra al fondo, todos unidos en un gran aplauso, y cuando aquel ser tocado por la mano de Dios salió el escenario, todo estalló en euforia, gritos, silbidos, aplausos y ovaciones que recibía aquel ser. Su guitarra seguía hablando, guitarra que parecía esculpida por el propio Hefesto, hablaba, literalmente Racing the world (2012), y lo logró.

Durante la tercera canción, Building the Church, (1990) el “taping” entró a nuestras almas y en cada nota, se cumplía la petición de Jesús a Pedro, y poco a poco aumentaba nuestra fe para que bruscamente con Tender Surrender (2000), cada alma presente redimiera sus pecados y purificara su alma.

Las canciones pasaban, y Vai se dirigía a nosotros, no como público sino como amigos. Su carisma y su actitud irradiaban paz y alegría, alegría que todos recibíamos muy contentos y Whispering a Prayer (1996) inundaba el ambiente  y nos tranquilizaba nuevamente. Para el la siguiente pieza interpretada, elevar nuestra alma al nirvana con The Audience Is Listening (1990) y así era, incluso más; no apartábamos ni un sentido de su omnipresencia.

Vai tocaba y hablaba, hablaba y tocaba, incluso contaba algunos chascarrillos e imitó a Prince. Así llegaron las 10:30 de la noche, la ansiedad me comía porque no había tocado una canción que es de mis favoritas, no sólo de él, sino de todas las canciones que conozco y conoceré, pero sus palabras auguraban más noche con música, y así fue. El concierto se extendió una hora más.

En la recta final del concierto, mi alma se iba llenando de tristeza y desesperación porque en mi interior sentía que faltaba cada vez menos para terminar esa  noche y la euforia que me había inyectado se iba apagando. Comenzaron a sonar unos acordes celestiales, largos y salomónicos, firmes, inacabables, como si Vai supiera que mi alma estaba triste y con unas notas cálidas la reconfortara y abrazara, como el abrazo de una madre o de un amigo cuando pasamos por un mal momento, así, Vai me regaló la mejor interpretación, nos regaló la mejor interpretación, y retomando las palabras que él dijo al principio del concierto, todos estábamos reunidos como una familia, sin importar el color, nacionalidad o religión, estábamos juntos por amor a la música; escuchando la palabra de Dios en cada nota, sintiendo y viendo For the love of God (1990) –si Dios tocara la guitarra, seguro se escucharía igual que Vai-.


El último acorde sonó, Vai dejó de tocar, sus músicos guardaron silencio, nosotros, guardamos silencio, y la catarsis… el silencio eterno duró un infinito segundo, después, en una operación coreografiada -nuestra alma casi se escapa de nosotros si nuestros cuerpos no se hubieran levantado del asiento- un rugido de aplausos y ovaciones nacieron con más fuerza de nuestros corazones, sonrisas por doquier, llanto de felicidad en algunas caras incluso en la mía. La gran fiesta había acabado, podíamos ir en paz; –no sin antes, a la hora de salir del Teatro Metropolitan, se escuchó la muy atinada y legendaria frase por parte de uno de los muy distinguidos y finos asistentes al espectáculo: “Que chingue’su madre Mancera, quiere subir el metro a 5 pesos”-.

miércoles, 29 de junio de 2016

Pandora's Box #01

Ciencia y Literatura
Abraham Aguilar
(Artículo)


La ciencia es la encargada de simplificar la vida del hombre, de crear inventos adelantados a la época que no dejan de sorprendernos, tal es el caso de la impresión 3D de órganos y prótesis, dando una nueva posibilidad de vida a personas que son incapaces de costear algo tan caro al simplificar los precios. A veces (o muy a menudo) ocurre el caso de que estas creaciones, adelantos, inventos, maravillas, vienen de la imaginación de un escritor aún más adelantado a su época que los inventos actuales.
            Ya desde el año 1687 Isaac Newton postulaba la Teoría de la Gravedad donde expresaba la idea de que la fuerza de atracción de dos cuerpos depende de la cantidad de masa que cado uno de ellos contenga, para ejemplificar; si tomamos una balanza y ponemos en cada uno de los lados un cuerpo cuyo peso sea igual entre ellos la balanza permanece en la misma posición, ahora, si ponemos en un lado un objeto de 1 kg y del otro lado un objeto que triplique su peso, la balanza se inclinará a favor del cuerpo cuyo peso es mayor, atrayendo hacia él al objeto u objetos que estén a su alrededor.
            La Teoría de la Gravedad fue tomada por el escritor Julio Verne y mezclándola con su imaginación, Verne decidió hacerse algunas preguntas, ¿cómo puede llegar el hombre a la Luna? y ¿de qué manera puede el hombre mandar al hombre fuera de su planeta? Ante tales cuestionamientos que pudo haberse hecho escribió De la Tierra a la Luna (1865), donde la trama gira alrededor de El Gun Club, un círculo de artilleros que quieren ponerse en contacto con la Luna y deciden mandar un obús mediante un inmenso cañón. En el texto, Verne aplica la Ley de la Atracción de Newton a la balística, pero a tamaños muchos mayores, dándose cuenta de pequeños inconvenientes que sufrían los proyectiles a escala normal. El obús lanzado tendría que superar “[…] tres fuerzas independientes: La resistencia del medio, la atracción de la Tierra y la fuerza de impulsión que lo anima […]”. (Verne, 1865, p.57)
Así mismo, Bradbury soñaba ya en el año de 1950, en su libro Crónicas Marcianas, con no sólo mandar personas a la Luna, sino a nuestro planeta vecino Marte, incluso ya se imaginaba formas de vida marcianas, a nosotros colonizando un planeta y destruyendo el nuestro.
La imaginación y los postulados de Verne y Bradbury a grandes escalas fueron solucionados hasta el año de 1957, casi un siglo después de la publicación de su libro, y por fin, la ciencia pudo mandar un satélite, la U.R.S.S. fue la encargada de inmortalizar el nombre de Sputnik 1. Pero aún no se conseguía mandar a un hombre,  fue entonces, el 12 de abril 1961, cuando Yuri Gagarin cumplió medio sueño de Verne y “Neil Armstrong, el 20 de julio a las 10:56 hora de Florida” fue el encargado de finalizarlo al pisar la Luna.
Podemos decir que la ciencia es la que impulsa el progreso, la que inspira a los escritores a escribir ciencia ficción y dejar volar su imaginación y pensar en cosas que no existen en el tiempo en el cual son escritas. Pero también es cierto que los escritores, y los escritos de ciencia ficción han ayudado a la ciencia a progresar al tomar sus ideas que son enteramente basadas en leyes físicas. Actualmente los avances en el campo de la física corren a pasos agigantados como el descubrimiento de las ondas gravitacionales, el desarrollo de inteligencias artificiales, y con ellas los viajes espaciales, y robots capaces de pensar por ellos mismos, así que las generaciones futuras tendrás la última palabra en decir si los escritores son los que impulsan la ciencia o la ciencia es la que inspira a los escritores. Ahora es el turno de cumplir los sueños de Asimov de la mano con las teorías de Einstein, y esperemos que ni Orwell ni Huxley tengan razón en su visión del futuro.


Fuentes:
Bradbury, Ray. 2008(1950). Crónicas Macianas. México D.F. Editorial: BOOKET

Verne, Julio. 1984. De la Tierra a la Luna. Bogotá Colombia. Editorial: Editorial Oveja Negra

miércoles, 22 de junio de 2016

Pandora's Box

Adiós Superman, bye bye bye bye.

(Artículo)
Abraham Aguilar


Actualmente vivimos en una época extraña ¿por qué extraña? Verás, querido lector, que hoy en día hasta una cáscara de plátano con corbatín y un bisoñé puede ser más famosa que Madonna. Tal es el caso de la oleada de “artistas” que sale cada mes; levantas una piedra y salen 20 “artistas” (entre ellos de pop, de banda, cumbias, corridos y ese tipo de “música”) y unas cuantas cucarachas corriendo hacia todas direcciones dejando canciones de cuatro acordes y un “Baby, baby, baby ohh” por letra, que hace las veces de palabras románticas para la actual generación de jóvenes. Pero la música no es el tema.

Si bien, arriba expreso el cada vez decadente sentido artístico de la sociedad ejemplificado con la música, las distintas bellas artes también se ven implicadas en ello. Tal es el caso del cine.

En el cine existen joyas y leyendas en los diferentes géneros. En el terror psicológico está el gran maestro, Alfred Hitchcock y una de sus películas más representativas, Psycho (1960); en el horror, la polémica película dirigida por William Friedkin que a muchos nos ha dado pesadillas, The Exorcist (1973); sin olvidar también la ciencia ficción, con varias entregas muy destacables, 2001: A Space Odyssey (1968) de Kubrick, y la reciente Interstellar (2014), de la mano del aclamado director  Christopher Nolan y uno de los mejores compositores musicales actuales, Hans Zimmer, donde para poder realizar la película se contactó con la física teórica Lynda Obst y con Kip Thorne, ello para traer al espectador de una manera entendible los más extraños fenómenos físicos ocurridos en el espacio.
Fue este último director quien hizo a un género cinematográfico resurgir como el fénix; –lo siento Burton, tus películas de Batman quedaron en la memoria, pero no como las mejores-; así es, estoy hablando del género fantástico, específicamente de los superhéroes. Con el antecedente de películas muy olvidables donde trataban de presentarnos de una manera muy escueta a un Flash o a un Captain America; además de la destacable participación de Burton, Nolan redimió a Batman y con ello al género de superhéroes en el séptimo arte, presentándonos a un Batman en una sociedad real y trayendo consigo la oscuridad de los temas sociales y morales plasmados en los cómics de éste último, incluso la participación de los villanos, destacando la interpretación del difunto actor Heath Ledger y su impecable actuación como The Joker, donde logró expresar toda la esencia de ese ser demente, agresivo, sin moral y psicópata representada en los cómics.

Sin embargo, la creciente demanda de dichas películas se ha visto reflejada de manera inmediata en todas y cada una de éstas. Comenzando por el bonche de películas que MARVEL y Disney lanzaron. En ellas, presentan a los distintos superhéroes de su compañía como seres omnipotentes capaces de aniquilar a toda una raza de seres extraterrestres con tecnología y habilidades cientos de años más avanzadas a la raza humana con tal sólo una afortunada flecha, quitando todos los problemas sociales, personales, morales que los héroes y villanos viven por tener habilidades diferentes a las del humano promedio, como la clara lucha social plasmada en los cómics de The X-men, que presentan temas muy delicados como el racismo. El consumismo ha mermado estas críticas sociales plasmadas en este medio de expresión, dándonos unos personajes vacíos, que sólo actúan por estímulos poco argumentados y muy debatidos, -véase The Avengers (2012) dónde la unificación del equipo fue la muerte del agente Coulson, ¿acaso la muerte de todos los demás agentes no es motivación necesaria para detener al villano? parece que no, ergo, si dicho agente Coulson no hubiera muerto, el equipo de superhéroes no se hubiese unido-.

Todo esto influye cuando alguien quiere hacer las cosas bien, regresar esos temas sociales a éste tipo de películas, dar una solidez a los personajes… tal es el ejemplo de la recientemente estrenada Batman v Superman (2016), en la cual –por supuesto, haciendo uso del fan service-  trasladan unas de las historias más crudas de los cómics a la pantalla grande. Y tomando la incertidumbre que dejó Man of Steel (2013), es decir, toda la destrucción y muerte que dejó Superman en toda Metropolis, presentan un cómic legendario The Dark Knight Returns (1986) escrito por la leyenda Frank Miller, mezclando temas y cómics para presentar una película diferente. Además de darnos una de las actuaciones más sólidas y verdaderas de Batman en los últimos años, incluso, superando al Batman de Nolan (Christian Bale) –Lo siento Nolan, tus villanos fueron mejores que los héroes-. Entonces si es una buena película ¿qué pecado cometió para ser recibida de tan mala manera, excepto por aquellas personas que conocen la historia de los cómics? No fue el presentar historias complejas a un público el cuál no está relacionado con ellas, el único pecado, presentar temas inteligentes y personajes serios, es decir, no darnos una película de superhéroes donde ellos sean los comediantes, y villanos poco creíbles que resultan ser una mofa a su homólogo en el cómic.

El creciente consumismo, ya no sólo en el cine, sino en todos los campos ha logrado que se publiquen cosas sin alma, historias intrascendentes, que no se quedan en la memoria de las personas como algo que pudo haber sido bueno, ya que la sociedad no está interesada en pensar, en ver el trasfondo de las cosas. Lo único que queda es poner un poco de fe en aquellos superhéroes reales llamados directores, guionistas, productores y compositores musicales, que no tengan miedo de presentar una propuesta seria e inteligente.